Los cristianos tenemos el privilegio de haber recibido de Jesucristo a su propia Madre. Él goza con que nos acerquemos a Ella y tengamos una relación cercana. María no se queda con los méritos de esta relación, sino que la aprovecha para acercarnos a Dios. D. Fernando Altolaguirre, sacerdote de la Diócesis de San Sebastián (España), nos recuerda los medios para afianzar nuestra relación con la Virgen María y nos anima a que compartamos con Ella tanto las tristezas como las alegrías, nuestros logros y nuestros fallos, nuestros proyectos. Como madre que es, Ella verá qué es lo más conveniente para el bien de nuestras almas.