En un impresionante y detallado testimonio durante la Semana de la Familia 2019 de la Diócesis de San Sebastián, María Martínez recordaba que “estuve a punto de apostatar, perseguía a los cristianos, fui lo más anticlerical que se podía ser, profeminista, proaborto…”.
Pero sobre todo, esta mujer explicó el hecho que ha marcado profundamente su vida. “Estas manos –señalaba- estuvieron manchada de sangre inocente. Trabajé en una clínica abortista durante años practicando abortos como enfermera”.
En un primer momento, María (entonces su nombre era Amaia) trabajó como enfermera en lo que ahora llama la “planta del cielo”, que era acompañar y hacer seguimiento a parejas embarazadas. Pero después le tocó bajar a la “planta del infierno”, en la que se practicaban los abortos....
Una serie de secuencias inesperadas cambiaron totalmente su vida...