ROSA PICH
“Cuando se murió mi marido habíamos enterrado ya a tres hijos. La mayor con 22 años y el segundo y el tercero cuando apenas eran unos bebés. Y pienso que para las familias que tenemos fe, cuando Dios te manda la Cruz te envía la fuerza para tirar adelante. Y en las familias numerosas las alegrías se multiplican y los disgustos se comparten”.