A partir del próximo 11 de septiembre, el Vaticano obliga a que los cargos de gobierno se limiten a mandatos de cinco años, renovables sólo una vez.
El límite de mandato no se aplica a fundadores, hasta que hayan dejado bien definido el carisma.
Otra novedad importante es que todos los miembros de pleno derecho del movimiento deben participar directa o indirectamente en la elección de nuevos superiores.