En el día en que la Iglesia Católica recuerda la vida ofrecida por los apóstoles Pedro y Pablo, columnas de la fe cristiana, el Papa Francisco presidió una eucaristía en que habló del poder liberador de Dios. Así se manifestó en las existencias de estos santos anunciadores del Evangelio, que lo testimoniaron de palabra y de obra hasta derramar su sangre por amor y fidelidad.
Tras la misa el Pontífice oró el Ángelus junto a los fieles en la Plaza de San Pedro y envió un cálido saludo al papa emérito Benedicto XVI, quien hoy celebra su 70º aniversario de ordenación sacerdotal.