En su tercer día de visita en Irak, el Santo Padre miró de frente la destrucción causada por el terrorismo y oró por las víctimas de la violencia, pero también exhortó fuertemente a la esperanza.
Durante la mañana de este domingo 7 de marzo, Francisco estuvo en la histórica ciudad de Mosul, escenario de sangrientos atentados que derrumbaron el patrimonio religioso y cultural, asesinaron a miles de personas y obligaron a huir todavía a muchas más. Por eso el Papa elevó sus plegarias a Dios, insistiendo en que en su nombre no se puede matar al hermano...