Una de las consecuencias más dramáticas de la violencia que se está extendiendo por todo el Sahel es el sufrimiento de los niños.
Los refugiados en otros países también se cuentan por miles. Hasta Ouallam, en Níger, han llegado miles de desplazados desde Malí que huyen de grupos islamistas. La mayoría son mujeres a cargo de sus hijos y de sus nietos. Los hombres fueron asesinados o están desaparecidos.