Stefano Domenicali, presidente de Lamborghini, regaló al Papa el modelo Huracán. Un ejemplar único de uno de sus mejores modelos. Lujo y potencia con los colores del Vaticano. El papa Francisco lo mandará a una subasta. Lo recaudado lo destinará a tres grandes proyectos humanitarios.
El primero para ayudar a los cristianos que huyeron del Estado Islámico a volver a la Llanura de Nínive en Irak.
El segundo para ayudar a mujeres víctimas de la trata de personas y la prostitución.
El tercero para iniciativas sociales: una fundación que opera en África la mano de niños amputados o heridos; y otra que sigue proyectos de desarrollo en la República Centroafricana.