En este Adviento seguimos preparándonos para vivir el tiempo de gracia de la Navidad.
En una Audiencia General, San Juan Pablo II afirmó que “la vida virginal de María suscita en todo el pueblo cristiano la estima por el don de la virginidad y el deseo de que se multiplique en la Iglesia como signo del primado de Dios sobre toda realidad y como anticipación profética de la vida futura. Demos gracias juntos al Señor por quienes aún hoy consagran generosamente su vida mediante la virginidad, al servicio del reino de Dios”.