En la fiesta de Pentecostés, la Iglesia de Jerusalén vuelve sus ojos al Monte Sion: Las celebraciones en el Cenáculo, en el mismo edificio donde los discípulos reunidos recibieron el don del Espíritu Santo, en la iglesia de la Dormición de María y en San Salvador. Todas las liturgias se desarrollaron siguiendo las indicaciones del Estado de Israel para frenar la difusión del coronavirus.