El Papa ha escrito esta importante carta sobre Europa, por los 50 años de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y la Unión Europea.
El Papa pide una “Europa sanamente laica”, “donde Dios y el César sean distintos pero no contrapuestos”; “donde el que es creyente sea libre de profesar públicamente la fe y de proponer el propio punto de vista en la sociedad”.
Dice que ya está anticuado ese “laicismo que cierra las puertas a los demás y sobre todo a Dios, porque una cultura o un sistema político que no respete la apertura a la trascendencia, no respeta adecuadamente a la persona humana”...