El Papa Francisco quiso celebrar la misa con los sacerdotes, religiosos y religiosas polacos en el santuario dedicado a San Juan Pablo II.
El complejo fue terminado pocas semanas antes del comienzo de la JMJ y se ha edificado en los terrenos de la fábrica en la que trabajó el joven Wojtyla durante la II Guerra Mundial.
En su homilía, Francisco recordó la invitación de San Juan Pablo II de abrir las puertas a Cristo y explicó además cuál es el tipo de Iglesia que pidió Jesús.
El Papa Francisco explicó que viviendo sin egoísmo, el cristiano se transforma y los efectos de su cambio también llegan hasta las demás personas.
Por último, les recordó que el Evangelio es también un libro abierto en el que cada sacerdote, religiosa y religioso puede seguir escribiendo su historia gracias a la misericordia de Dios.