“El proyecto original del Creador no consiste en que el hombre se casa con la mujer y si las cosas no van bien, la repudia. No. Se trata de el hombre y la mujer que están llamados a reconocerse, a completarse, a ayudarse mutuamente en el matrimonio”.
“Si, por el contrario, prevalece el interés individual de los cónyuges y su propia satisfacción, entonces su unión no puede resistir las dificultades”.
Explicó también que la Iglesia, además de ayudar a las parejas a vivir el matrimonio, debe ayudar a quienes atraviesan dificultades.