Durante la audiencia general el Papa explicó que san José fue “esa presencia cotidiana, discreta y escondida que sostiene a Jesús y María”.
Dijo que es importante pensar que este santo “nos enseña que nuestras vidas, como la de Jesús, están sostenidas por personas comunes, que nos preceden y nos acompañan”. Por eso sugirió “pedir con confianza a san José la capacidad de valorizar los vínculos profundos de nuestra vida, a las personas comunes que nos acompañan y sostienen, para que nadie se sienta solo y abandonado y todos puedan reconciliarse con su propia historia”.