El 5 de noviembre de 2020, el Santo Padre presidió la Eucaristía en la basílica de San Pedro. En la homilía de la Santa Misa en sufragio de los cardenales y obispos difuntos durante este año, el Papa Francisco ha indicado que la oración por los fallecidos, “extiende sus beneficios también a nosotros, peregrinos aquí en la tierra”, “nos educa para una auténtica visión de la vida” y “nos revela el sentido de las tribulaciones que debemos atravesar para entrar en el Reino de Dios”.