Unas 150 mil personas participaron en esta Misa con el Papa en Rangún, muchísimas si se tiene en cuenta que en todo Myanmar hay sólo 800 mil católicos.
El Papa no pronunció la palabra “rohingya” porque es contraproducente para esa minoría y desataría aún más odio.
Tras la homilía, en la oración de los fieles, todos rezaron por los tres estados más afectados por las violencias. Entre los asistentes estaban todos los cardenales asiáticos. Además, acudieron también peregrinos de países como Malasia, China, India y Vietnam.