Han sido víctimas en los últimos tiempos de atroces ataques que no solo han conmocionado a los cristianos de Oriente Medio sino a todo el mundo, incluso al Papa. Estos atentados del domingo de Ramos o la masacre contra este autobús de peregrinos que se dirigían a un monasterio en el norte del país han sido un duro golpe para los cristianos coptos que, aún así, no sucumben a la tentación de la venganza.
El obispo copto ortodoxo Anba Angaelos se dedica a recorrer el mundo denunciando la persecución contra la minoría cristiana, por eso, participó en Roma en esta conferencia internacional sobre la libertad religiosa. Asegura que los últimos brotes de violencia registrados en Egipto contra los cristianos son la punta del iceberg de una situación que viene fraguándose durante décadas.
“El califato nos ha definido como sus presas favoritas, es decir, nos ha puesto al nivel de los animales. Somos una iglesia, un pueblo que no toma represalias, que no usa las armas y eso que hemos sido atacados en un centenar de iglesias y lugares de simultáneamente. Pero no hay represalias, hay perdón y creo que este perdón nos hace más poderosos porque lo que un enemigo quiere es provocar una reacción y si no hay reacción disminuye el impacto de su propio ataque”.
Perdón y esperanza son los pilares en los que se asienta la resistencia de estas comunidades cristianas que, pese al cansancio por encontrarse siempre bajo amenaza, saben que es la única forma de garantizar su futuro en la misma tierra de Jesucristo.