En la iglesia de San Ignacio de Loyola en Roma reposan los restos de uno de los santos que más defendió el dogma de la Inmaculada, al punto de jurar con sangre defender la devoción a la Inmaculada Concepción en 1620. Se trata de San Juan Berchmans. El Patrono de Bélgica descubrió su vocación a muy temprana edad. Tuvo que trabajar para pagar sus estudios en los cuales destacó.
A 400 años de su muerte, sus restos reposan dentro de este ataúd de lapislázuli en Roma y son el centro de peregrinaje de jóvenes en formación a recibir el sacerdocio.