El 3 de septiembre se cumplirá un año del motu proprio del Papa Francisco “Magnum Principium”. Con él modificó la manera de autorizar nuevas traducciones de textos litúrgicos. A partir de él, los obispos tienen mayor responsabilidad.
Desde hace un año, cuando los textos oficiales en latín se tengan que traducir a cualquier idioma, la responsabilidad final será de los obispos y no del Vaticano.