Desde la firma del acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, el Partido Comunista Chino (PCCh) ha estado reprimiendo cada vez más a las iglesias católicas no registradas, clausurándolas por negarse a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC). Numerosos lugares de culto han sido reconvertidos por la fuerza en lugares destinados a efectuar actividades seculares o centros de propaganda del PCCh.
Oremos por los católicos en China.