El joven era estudiante en su Sudán natal, en la zona de Darfur. De allí huyó por la guerra con la intención de llegar a Europa en busca de una vida en paz.
Por desgracia, Libia es un paso obligado en este camino. Allí Mohamed conoció el infierno. Perdió todo contacto con su familia que creyó que había muerto. Pasados dos años de calvario, ACNUR trasladó a Mohamed a Ruanda, uno de los pocos países que ha aceptado evacuaciones humanitarias desde Libia.