La Scala Santa, en Roma, está ahora totalmente restaurada. Es una escalera de mármol compuesta por veintiocho peldaños y ubicada enfrente de la Basílica de San Juan de Letrán en Roma. Fue mandada traer por Santa Helena, madre de Constantino I, en el año 326, del palacio de Poncio Pilato en Jerusalén, ya que ésta es por la que Jesús subió el Viernes Santo al palacio para ser juzgado.
Desde 1723 está forrada de madera de nogal, para protegerla del desgaste producido por la continua subida de peregrinos que devotamente suben de rodillas como ejercicio penitencial en un momento de recogimiento y oración. En Pentecostés volverá a cubrirse con maderas.