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- La oración que reza el Papa desde hace 40 años

Oración a San José:

Glorioso Patriarca San José,
cuyo poder sabe hacer posible las cosas imposibles,
ven en mi ayuda en estos momentos de angustia y dificultad.
Toma bajo tu protección las situaciones tan serias y difíciles que te encomiendo, a fin de que tengan una feliz solución.
Mi bien amado padre, toda mi confianza está puesta en ti.
Que no se diga que te he invocado en vano.
Y puesto que tu lo puedes todo ante Jesús y María, muéstrame
que tu bondad es tan grande como tu poder AMÉN

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Desde este pasado 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada, hasta la misma solemnidad en el 2021 la Iglesia celebra el Año de San José convocado por el Papa Francisco con motivo del 150 aniversario de su proclamación como patrono de la Iglesia Universal.

La devoción del papa Francisco por San José es más que conocida, pero en este Año Santo queda patente lo especial que llega a ser para él y de ahí que pretenda mostrar mejor su figura durante este año jubilar.

“Todos pueden encontrar en San José —el hombre que pasa desapercibido, el hombre de la presencia diaria, discreta y oculta— un intercesor, un apoyo y una guía en tiempos de dificultad. San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en ‘segunda línea’ tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. A todos ellos va dirigida una palabra de reconocimiento y de gratitud”, explicaba el Papa Francisco en la Carta Apostólica Patris Corde publicada el pasado martes.

Junto a esta carta, la Santa Sede publicaba también un Decreto de la Penitenciaria Apostólica en el que anunciaba las indulgencias plenarias aprobadas por el Papa para este Año de San José. Igualmente aquí se ha demostrado el realce que el Pontífice quiere dar al esposo de la Virgen.

Para ello, la Penitenciaria Apostólica muestra numerosas formas de ganar esta indulgencia durante este año, todas ellas siempre acompañadas de las tres condiciones habituales para obtenerlas: confesión sacramental, comunión y oración por las intenciones del Papa.

Además, recuerda que con estas disposiciones “todos los fieles tendrán así la posibilidad de comprometerse, mediante la oración y las buenas obras, en obtener con ayuda de San José, cabeza de la celestial Familia de Nazaret, el consuelo y alivio en las graves tribulaciones humanas y sociales que hoy afligen al mundo contemporáneo”.

También los ancianos, los enfermos y los moribundos que no pueden salir de sus hogares debido a la pandemia del COVID-19 también tienen un permiso especial para recibir una indulgencia plenaria al “ofrecer con confianza en Dios los dolores y las incomodidades” de sus vidas con una oración a San José, esperanza de los enfermos y patrón de una muerte feliz.

El Papa Francisco besa una imagen de San José y el Niño

Estas son las 15 formas de recibir indulgencia en el Año de San José que recoge la Penitenciaria Apostólica y publica Aciprensa:

1. Participa en un retiro espiritual durante al menos un día que incluya una meditación sobre San José.

2. Pide en oración la intercesión de San José para que los desempleados puedan encontrar un trabajo digno.

3. Recita las Letanías de San José por los cristianos perseguidos. Los católicos bizantinos tienen la opción de recitar un Akathist para San José.

4. Encomienda el trabajo y las actividades diarias a la protección de San José Obrero.

5. Sigue el ejemplo de San José y realiza una obra de misericordia corporal como dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, dar posada al peregrino, visitar a los presos y los enfermos y enterrar a los difuntos.

6. Realiza una de las obras espirituales de misericordia, como consolar al triste, dar buen consejo al que lo necesita, enseñar al que no sabe, corregir al que se equivoca, sufrir con paciencia los defectos del prójimo, perdonar al que nos ofende y rezar por los vivos y los difuntos.

7. Reza el Rosario con tu familia para que “todas las familias cristianas se sientan estimuladas a recrear el mismo ambiente de íntima comunión, amor y oración que había en la Sagrada Familia”.

Imagen de San José con el Niño Jesús

8. Las parejas comprometidas también pueden recibir una indulgencia al rezar el Rosario juntos.

9. Medita al menos 30 minutos al rezar el Padre Nuestro, pues San José “nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios”.

10. Reza una oración aprobada a San José el domingo de San José, que es el domingo después de Navidad en la tradición católica bizantina.

11. Celebra la fiesta de San José el 19 de marzo realizando un acto de piedad en honor a San José.

12. Reza una oración aprobada a San José el día 19 de cualquier mes.

13. Honra a San José realizando un acto de piedad o rezando una oración aprobada cualquier miércoles, el día tradicionalmente dedicado a San José.

14. Reza a San José en la Fiesta de la Sagrada Familia celebrada el 27 de diciembre.

15. Celebra la fiesta de San José Obrero el 1 de mayo realizando un acto de piedad u ofreciendo tu oración.

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Santa Teresa de Ávila dio a la devoción a San José el espaldarazo definitivo en el siglo XVI. Esta mística española relata su experiencia personal referida a José de Nazaret en el Libro de la Vida:

Y tomé por abogado y señor al glorioso san José, y encomendéme mucho a él. [...] No me acuerdo hasta ahora haberle suplicado cosa que la haya dejado de hacer. Es cosa que espanta las grandes mercedes que me ha hecho Dios por medio de este bienaventurado santo, de los peligros que me ha librado, así de cuerpo como de alma; que a otros santos parece les dio el Señor gracia para socorrer en una necesidad; a este glorioso santo tengo experiencia que socorre en todas, y que quiere el Señor darnos a entender que así como le fue sujeto en la tierra (que como tenía nombre de padre siendo ayo, le podía mandar), así en el cielo hace cuanto le pide. [...] Paréceme, ha algunos años, que cada año en su día le pido una cosa y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío. [...] Sólo pido, por amor de Dios, que lo pruebe quien no me creyere, y verá por experiencia el gran bien que es encomendarse a este glorioso Patriarca y tenerle devoción. En especial personas de oración siempre le habían de ser aficionadas, que no sé cómo se puede pensar en la Reina de los Ángeles, en el tiempo que tanto pasó con el Niño Jesús, que no den gracias a san José por lo bien que les ayudó en ello. Quien no hallare maestro que le enseñe oración, tome este glorioso santo por maestro, y no errará en el camino.24
Teresa de Ávila, Libro de la Vida, cap. 6, nn. 6-8.

 

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