El hospital pediátrico del Vaticano ha publicado la “Carta de los derechos del niño incurable”. El punto central es la distinción entre el tratamiento y la curación. O en otras palabras: que un niño no pueda ser curado no quiere decir que tenga que ser desconectado a la fuerza. La carta está dividida en 10 puntos. Pide que se reconozca que cualquier niño tiene derecho a recibir los mejores tratamientos experimentales o a trasladarse de país para recibirlos si es necesario; que el paciente o sus familiares puedan acudir a otro médico para recibir una segunda opinión; y que se respete más el parecer de los padres del menor.
El hospital pretende iniciar un ambicioso proceso: que la comunidad médica internacional se adhiera a la carta y que también sea aceptada por organismos políticos como la Unión Europea.