San Bartolomé es una de las basílicas menos conocidas de la Ciudad Eterna pero fue elegida por Juan Pablo II como el lugar dedicado a los mártires actuales.
El papa Francisco la visitó, primero rezó unos instantes ante un nuevo icono con algunos martirios de las últimas décadas, como el asesinato de monseñor Óscar Romero y de otros cristianos, no solo católicos.
Tras una liturgia de la Palabra en recuerdo de los llamados "Nuevos Mártires”, Francisco dijo que la Iglesia sale adelante gracias al testimonio de quienes viven su fe con coherencia, sean mártires o no.