En el día de los difuntos, 2 de noviembre, es costumbre que el Papa rece por sus predecesores y visite algunas de sus tumbas en la Basílica de San Pedro. A pesar de todas las restricciones impuestas por el coronavirus, el papa Francisco continuó la tradición. Visitó la tumba de Pablo VI, a quien canonizó en 2019. La tumba de Juan Pablo I, y un momento antes, ante la de Benedicto XV. Rezó ante la tumba de Pío XII. Y finalmente la tumba del primer Papa, San Pedro.