Francisco inicia su catequesis sobre las bienaventuranzas. Explicó la primera de ellas, que en el Evangelio de san Mateo dice: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos”. El Papa señaló que ser pobre “nos libera del orgullo, del exigirnos ser autosuficientes y nos da derecho a pedir ayuda, a pedir perdón. Nos abre el camino del Reino de los cielos”.
Dijo que, por tanto, esta bienaventuranza no solo se refiere a la pobreza económica sino que va más allá, al interior. Es una llamada a la aceptación de los propios límites.