La majestuosa basílica de San Pedro se llenó de miles de personas sin techo, sin trabajo, marginados. Personas que viven en la calle durmiendo entre cartones.
"Así nace la trágica contradicción de nuestro tiempo. Cuanto más aumentan el progreso y las posibilidades, lo cual es bueno, hay más personas que no pueden acceder a ellas. Es una gran injusticia que debe preocuparnos. No hay paz en casa de quien está bien cuando falta justicia en la casa de todos”.