El domingo, el Papa canonizó a 35 nuevos santos, entre ellos el español Faustino Míguez, y los primeros mártires de las Américas, los tres niños indígenas Cristóbal, Antonio y Juan, y el grupo de mártires de Brasil encabezados por el jesuita André de Soveral. Durante la intensa ceremonia, el Papa alertó de uno de los males más peligrosos para la vida de fe, la rutina.
Francisco dijo que la vida cristiana debe ser constante porque no basta con decir “sí” al Señor una vez. Hay que decirlo todos los días, como los 35 santos que canonizó. Ellos, dijo, supieron llevar este sí hasta el final y con un amor que no se dejó enfermar por el virus de la rutina.