En Blaj, en la región de Transilvania, el 15 de mayo de 1948 el régimen comunista comenzó una persecución religiosa atroz. El gobierno confiscó propiedades, encarceló a sus obispos y detuvo a muchos sacerdotes.
70 años después Francisco celebró aquí la beatificación de 7 obispos mártires de aquellos días, asesinados entre 1950 y 1970. Fueron encarcelados y sometidos a torturas y vejaciones.
En su homilía Francisco recordó los dolorosos tiempos en los que se anteponía la ideología incluso al derecho a la vida de las personas.