Han pasado 20 años desde que San Juan Pablo II inauguró el Año Jubilar que marcó el inicio del tercer milenio. Ese día su gesto impactó tanto como el brillo de su capa, un ornamento icónico aún recordado por sus detalles.
Actualmente se puede encontrar una réplica de la vestimenta en esta sala, muy cerca de la Basílica de San Pedro. Sus tres responsables fueron los mismos encargados de confeccionar la prenda original.