Jorge Mario Bergoglio y su hermano Óscar eran “adoradores nocturnos” cuando eran adolescentes.
Iban de noche a rezar a la basílica del Santísimo Sacramento de Buenos Aires, donde se hacían turnos para velar la Eucaristía expuesta. Los participantes que esperaban su turno de adoración dormían en una sala cercana hasta que les despertaban para ir a rezar.