Tras ganar la final a Carlos Alcaraz (7-6, 7-6), Novak Djokovic se derrumbó de emoción al conseguir el último gran trofeo que le quedaba, la medalla de oro en unas Olimpiadas. Se suma así a André Agassi, Rafa Nadal, Steffi Graf y Serena Williams como los únicos que han ganado los cuatro trofeos del Grand Slam (Roland Garros, Wimbledon, Open USA y Open de Australia) más el entorchado olímpico, el denominado Golden Slam.
Djokovic, fervoroso cristiano ortodoxo, quien ya mostró ostensiblemente un crucifijo en su primer partido tras la inauguración blasfema de París 2024, cayó de rodillas tras ser felicitado por el español, se santiguó y agradeció el triunfo al cielo (minuto 00:25). Posteriormente, en la entrega de medallas, antes de subir al podio volvió a santiguarse, en lo que parece una deliberada expresión de fe en respuesta al anticristianismo de la organización olímpica macronista.