El viernes 15 de enero a las 1:28 de la mañana, un violento terremoto sacudió la isla de Sulawesi, en Indonesia. El epicentro estaba a 6 kilómetros al noreste de la ciudad de Majene y acabó con la vida de decenas de personas pues derribó casas y edificios. Las cifras oficiales hablan de al menos 600 heridos y 15.000 desplazados que tuvieron que abandonar sus hogares en medio de la noche ante el terrible terremoto de 6.2 de magnitud en la escala Richter.
Inmediatamente, ese mismo día, el Papa Francisco envió un mensaje de apoyo. Después, durante el Ángelus, expresó su profunda tristeza por la tragedia y pidió oraciones por las víctimas y sus familias.