El Papa Francisco reconoció el martirio de Rosario Livatino, un juez asesinado por la mafia.
Nació en Italia en 1952 y murió a manos de la mafia siciliana en 1990.
El decreto de martirio permite la beatificación de Rosario Livatino, sin necesidad de un milagro adicional atribuido a su intercesión.