El Papa, visiblemente molesto, reprendió a esta mujer que lo había empujado bruscamente causándole dolor y no quería soltarle la mano. El Papa pudo, o bien haberse asustado por el fuerte tirón, o bien haberse hecho daño por la violencia del movimiento ya que, a sus 83 años, sufre de ciática y tiene molestias en las piernas. La imagen dio la vuelta al mundo provocando un reguero de comentarios, muchos de ellos negativos.
Durante el rezo del Ángelus del 1 de enero, Francisco pidió disculpas por este momento en el que, según sus propias palabras, perdió la paciencia.