Aún convaleciente, el Papa Francisco no dejó de estar presente este Jueves Santo: delegó la Misa Crismal al cardenal Calcagno, mientras que en la tarde, el cardenal Gambetti nos recordó en la Basílica que el amor se demuestra sirviendo.
Pero fue a las 3 de la tarde cuando el Papa nos volvió a sorprender. Aún en proceso de recuperación, el Papa salió de Casa Santa Marta para realizar un acto profundamente simbólico: visitar a los reclusos de la cárcel Regina Coeli de Roma. No pudo lavar los pies, pero sí mirarlos a los ojos, rezar con ellos y bendecirlos.