Durante la Misa del primer día del año, solemnidad de María, Madre de Dios, el Papa habló sobre el sentimiento de asombro. Ese asombro es el que los cristianos deben sentir ante la Madre de Dios, dijo el Papa, que invitó a reflexionar sobre tres actitudes concretas respecto a la Virgen. La primera es dejarse mirar.
La segunda actitud es dejarse abrazar. Dijo que en un mundo cada vez más conectado pero desunido, es más necesario que nunca confiarse a la Madre, el remedio a nuestra soledad y nuestro consuelo.
La tercera es dejarse tomar de la mano como los niños. De esta forma, el cariño materno podrá guiar nuestros pasos en la vida, explicó Francisco.