El Papa ha actualizado la norma que gobierna el Sínodo de obispos, de modo que esta asamblea sea más eficaz.
Lo ha hecho con un documento de alto rango, la Constitución Apostólica “Episcopalis communio”, que entra inmediatamente en vigor.
La idea es que todos los católicos intervengan en la preparación, interrogándose personalmente y enviando sugerencias. Esto permitirá que se detecten los problemas y que se den soluciones eficaces.
En cuanto a la aplicación, el Sínodo trabajará con el dicasterio vaticano responsable de poner en práctica las decisiones de la asamblea, para confirmar que realmente se hace.
Otra novedad es que cuando el Papa convoque un sínodo y le dé capacidad de tomar decisiones y no sólo de formular propuestas, el documento final tendrá carácter magisterial e incluirá la firma del pontífice y de todos los obispos participantes.