Los Evangelios aseguran que en el tramo entre Jerusalén y este lugar, Jesús se apareció para confortar a dos discípulos que abandonaban la Ciudad Santa, defraudados tras la crucifixión. Ahora, gracias a una iniciativa de la Saxum Foundation y “JNF”, una ONG israelí dedicada al medio ambiente, los peregrinos pueden revivir esa experiencia.
La senda recorre un bosque mediterráneo, donde se encuentran diversos yacimientos arqueológicos explicados a través de paneles indicativos. En total son 18 kilómetros, accesibles para todo tipo de públicos en unas cuatro horas de paseo. El final del camino tiene premio. Las ruinas de esta basílica testimonian una devoción secular, que hoy custodia la Comunidad de las Bienaventuranzas.