Desde hace años, los cristianos de Tierra Santa son víctimas de intimidaciones, como la profanación de lugares de culto a manos de grupos radicales que quieren expulsarlos de allí.
Los patriarcas y líderes de las Iglesias de Jerusalén han publicado una declaración en la que piden a las autoridades políticas locales “la creación de una zona cultural y patrimonial cristiana especial para salvaguardar la integridad del Barrio Cristiano en la Ciudad Vieja de Jerusalén”.