El documento firmado el pasado mes de septiembre por católicos y ortodoxos no supone un paso definitivo, pero sí importante para la unidad de la Iglesia.
Sienta las bases sobre las que dialogar en dos cuestiones cruciales: qué significa el primado del Papa y cómo se realiza el sínodo, la asamblea de obispos.
Entre los firmantes de este acuerdo está la Iglesia Ortodoxa de Moscú y la de Georgia, las históricamente más reticentes con el Vaticano. Son los dos últimos patriarcas con los que el Papa se ha reunido. Francisco está recogiendo el largo trabajo sembrado por sus predecesores desde el Concilio Vaticano II. El camino es todavía largo pero este documento muestra que el diálogo se abre paso.