Hace 5 años comenzó en Irak una pesadilla de la que aún está costando despertar. En verano de 2014 los militantes del autoproclamado Estado Islámico tomaron Mosul y la llanura del Nínive en un ataque relámpago. De Mosul, una ciudad con 3 millones de habitantes, tuvieron que escapar, casi con lo puesto y en una sola noche, unas 150 000 personas. El grupo terrorista fue derrotado militarmente en 2017 aunque todavía hay miles de personas desaparecidas, sobre todo, mujeres. La reconstrucción es lenta pero lo es más el regreso de los refugiados a sus hogares porque las heridas siguen abiertas.