31 años en Camboya junto a refugiados y víctimas de guerra le han otorgado una visión del mundo abierta y, sobre todo, inclusiva. El jesuita Enrique Figaredo es el obispo de Battambang, en Camboya, en la frontera con Tailandia. Sin embargo, cuando solicitó trabajar con refugiados nunca imaginó que ese sería su destino.
En estos años monseñor Figaredo ha abierto una fábrica textil, un café, residencias de estudiantes y varias escuelas primarias. Lo que era un país arrasado por la guerra y sin futuro, con trabajo y mucha esperanza, ha podido resurgir de sus propias cenizas.