El arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, compartió un emocionante testimonio en una conferencia del Pontificio Instituto Oriental. Allí reveló que, desde el inicio de la guerra, su nombre figura en una lista negra de objetivos a asesinar.
También narró los combates que hubo alrededor de la catedral y describió los primeros días como apocalípticos. En varios momentos rompió a llorar, sobre todo al recordar las historias de sacerdotes atrapados en el frente.