Los iraquíes llevan meses protestando en las calles contra la corrupción, el sectarismo, la precariedad de los servicios básicos y la falta de oportunidades de futuro. La situación se ha llevado hasta el Consejo de Seguridad de la ONU donde la responsable de la misión en Irak ha denunciado la violencia con la que se han reprimido las protestas pacíficas. Desde octubre se contabilizan más de 430 muertos.