En la periferia de Roma, muy cerca de donde martirizaron a San Pablo, tres niños y su padre confesaron haber visto a la Virgen María en 1947. Aquí, en un lugar llamado Tre Fontane, se presentaba como la Virgen de la Revelación. Tanto el papa Pio XII, como San Juan Pablo II han tenido en consideración estas apariciones, que hablan de un elemento muy actual.