James Harrison, el australiano conocido como el hombre del brazo de oro. empezó a donar sangre con 18 años, sin saber que, en más de seis décadas, salvaría la vida de más de dos millones de bebés.
El plasma de James tenía un anticuerpo extraño, que se usaba para crear un medicamento que se le administraba a las madres, cuya sangre corría el riesgo de atacar a sus hijos durante el embarazo.