Es tradición que al día siguiente del cónclave el nuevo papa celebre una misa junto al colegio cardenalicio en el lugar donde fue elegido; la Capilla Sixtina.
El pasaje del Evangelio que se escoge para esta ocasión es muy elocuente: se narra la escena en la que Jesús declara que Pedro será el punto de apoyo de su Iglesia.
La homilía, que comenzó hablando sobre el sentido del papado, terminó siendo una reflexión sobre la naturaleza misionera de la Iglesia.
El momento más emotivo de la celebración litúrgica fue al final. Cuando los cardenales estallaron en un fuerte aplauso mientras León XIV pasaba entre ellos impartiendo bendiciones.