La migración ha sido un tema recurrente en el pontificado de Francisco.
Cuando viajó a Lesbos en 2016, volvió a Roma con 12 personas, la gran mayoría niños. Eran tres familias sirias afectadas por la guerra. Lo habían perdido todo. En colaboración con la Comunidad de Sant' Egidio, el Vaticano se hizo cargo de su mantenimiento y alojamiento.
Y aunque pase el tiempo, Francisco continúa poniendo la situación migratoria en el foco. De hecho, pospuso su catequesis semanal del miércoles para hacer una profunda reflexión. Fue contundente y claro: “Repeler sistemáticamente a los inmigrantes es un pecado grave”.